lunes, 22 de noviembre de 2010

Porvenir, Chile. Estrecho de Magallanes.

Camino del Paso Internacional Bella-Vista (Radman)
La Patagonia es una tierra impredecible en todos los aspectos, y tras cada curva, tras cada pedalada, se esconde una sorpresa. Algunas agradables, otras desagradables. El día puede comenzar soleado, con el viento soplando de culo ("Viento en popa a toda vela..."), y pedaleas sonriente mientras las bandurrias levantan el vuelo y te saludan con su estridente canto, bajo la curiosa mirada de los guanacos, siempre vigilantes ante un jinete de tan gallarda montura. La pista de tierra se pierde serpenteando en un horizonte verde y azul, kilómetros y kilómetros de infinitas praderas sin nigún sólo árbol, y la sensación de soledad es sobrecogedora. En apenas seis horas recorro 80Km, alcanzando en algunos momentos la vertiginosa velocidad de 18Km/h.
Y de repente, sin darte cuenta, unos negros nubarrones oscurecen el cielo y se pone a llover con violencia. El viento sopla sin orden y los truenos suenan amenazadores. No queda otra más que parar. Cuando la tormenta pasa, el viento ha cambiado y hace imposible el avance. Imposible no significa difícil, o costoso, o esforzado... significa imposible, sin atenuantes. Ni siquiera desmontado puedo avanzar, pues el viento, literalmente, me saca de la pista y amenaza con tirarme al suelo. Ante este panorama, decido parar y busco refugio en una tubería de desagüe que pasa bajo la pista. El lugar no es muy atractivo, pero por lo menos abriga del viento. Hace frío y el sol comienza a descender lentamente. Decido esperar a que pase alguna ranchera para que me lleve hasta Porvenir, mi destino, hasta donde me quedan 60Km, y mientras paso el rato fumando, escribiendo, tocando la armónica (las tuberías subterráneas tienen una acústica impresionante!)... Por desgracía, la única ranchera que pasa me pilla en medio de un solo brutal, y para cuando  salgo de mi escondite se encuentra ya lejos y no atiende a mis señales de socorro.
¡ Qué bien sonaba la armónica!
El viento arrastra piedrecitas del camino que me golpean la cara dolorosamente, tengo frío y me empieza a desanimar la perspectiva de una noche a la intemperie. Sigo esperando durante horas y no pasa nadie. Ah,  la soledad patagónica... es lo que buscaba, al fin y al cabo. Finalmente tomo la determinación de montar la tienda junto al camino, aprovechando que está algo elevado y ofrece una mínima protección frente al viento, pero... iluso de mí, apenas he empezado a hacerlo me doy cuenta de que es imposible: la carpita, enclenque refugio de tela, amenaza con rasgarse y salir volando para perderse en las aguas de la Bahía Inútil. Desisto y barajo otras opciones; la de pasar la noche en la tubería no me convence, así que no me queda otra que continuar como pueda y buscar otro refugio. Después de taparme hasta las cejas salgo de mi guarida y me pongo a arrastrar la bici como puedo. A menudo las fuertes ráfagas de viento me obligan a parar para no perder pie, pero poco a poco, con gran esfuerzo, consigo avanzar. Cuando llevo alrededor de veinte minutos caminando ( y el cabrón del cuentakilómetros me dice que sólo he hecho un kilómetro desde que empecé) veo a mi derecha, hacia el interior, una estancia. Oh, mi salvación. Me dirijo hacia allá, apenas dos kilómetros y llego reventado, sudando pero helado de frío, con la cara ardiendo por el frío viento.
 Estancia Zenia, ¡hogar, dulce hogar!
Rusmir Vojnovic, un chileno de origen croata, vive en la estancia Zenia desde hace cinco años, cuando dejó el camión y se retiró a este tranquilo lugar. Aquí, en su "modesta hacienda" de apenas 10.000 hectáreas, cuida de sus ochomil ovejas y se entretiene con alguna de las múltiples tareas que siempre hay pendientes, como arreglar el quad, construir un asador para las reuiones familiares o acojer a ocasionales viajeros que, como yo, buscan refugio. Me ofrece cama, cena, desayuno, almuerzo y una agradable conversación sobre los más diversos temas. Rusmir es el paradigma de "hombre hecho a sí mismo", y como tal, no le gustan los vagos (si él supiera...) Habla de todo, tiene en la cabeza mil datos, opina sobre todos los temas, y continuamente carga contra los débiles de espíritu y los ociosos a los que no les gusta trabajar. De Darwin dice que estaba equivocado, pues el animal más parecido al hombre no es el mono, si no el indio chilote, y de los pandilleros dice que "puta, los agarraba y los metía a todos en un cercado de seis metros de altura y les dejaba que se mataran a palos, y cuando hubieran terminado, me cargaba a los sobrevivientes". De Pinochet dice que fue un mal necesario, y que ya puestos a que lo juzgaran por 10.000 muertos, podía haberse cargado a 500.000 y dejaba el país limpio de verdad. Pero lo cierto es que conmigo se porta estupendamente. La radio dice que el temporal de viento es de los más fuertes que se han vivido, con rachas de 120Km/h (que hicieron volcar un autobús en Puerto Natales), y así me lo corrobora Rusmir, que dice no haber visto un viento tan fuerte en mucho tiempo. Y yo queriendo montar mi carpita...

Hoy estoy en Porvenir, pequeño pueblo costero que recuerda a un pueblo del lejano oeste norteamericano. El viaje hasta aquí ha estado lleno de emocionantes aventurillas,  además del viento en la Bahía Inútil, como los 80 interminables y solitarios kilómetros hasta el paso Internacional Bella Vista, que concluyeron con la mala noticia de que los carabineros del lado chileno no abrían la frontera hasta el uno de diciembre. Por suerte Daniel, Julio, Juan y Paez, los gendarmes del Destacamento Radman, me invitaron a cenar con ellos y a pasar la noche en el cuartel (menos mal porque esa noche nevó).
Mañana tomo la barcaza que me llevará a Punta Arenas, abandono la Isla de Tierra del Fuego y me voy al continente. Todo un continente por delante... es tentador, no? Si no tuviera que estar de vuelta para el 6 de julio...

4 comentarios:

  1. Artista!!! biologiaz edo hezur mundutaz aspertzen baldin bazina argi dago idazle bezela lekua eukiko zendukela...
    Argazki karpeta haundia espero dugu hemen bueltatzen zarenerako.... ze bueltau ein behar zea ez? ;)

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  2. eh Aritz, otro que se anima a seguir tus aventuras desde tierras inglesas. Un abrazo!

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  3. Grande Aritz!
    Leer tu blog es como leer una novela, chico. Estoy deseando leer tu proximo capitulo...
    Besos desde la vieja Irunea, de todos.

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  4. qué dice el aritz!!
    nada, que yo también ame animo a seguir tus andanzas (o pedalanzas, sisi txiste malo pa que no pierdas la costumbre). al martini le habrán caído bien esos fans de torrente, insiste en que es mejor película que airbag. en fin. bueno titan, cuida a la Formidable que a mí ya me robaron la Delorean... y eso que todavía no le había puesto el condensador de fluzo!!
    ongi segi!!!

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